Los Dioses de Egipto son un grupo de divinidades que tienen un lugar con la religión del Antiguo Egipto (3150 a.C. – 31 a.C.). Una de las historias súper antiguas del norte de África. Esta civilización floreció a orillas de la corriente del Nilo. Haciendo crecer su impacto social, monetario y político hasta el Éufrates, el Océano Rojo, el Promontorio del Sinaí y parte del Mediterráneo.
La antigua religión egipcia era politeísta (numerosos dioses de egipto) y conllevaba una disposición diferente y compleja de ceremonias. Gracias a ellas, los individuos podían obtener la bendición de los Dioses, los líderes de los poderes regulares.
Sin embargo, como otras numerosas religiones antiguas, no se dedicaban a peculiaridades vaporosas como el arco iris o las noches, a los componentes clave como el fuego y el agua. Además, las áreas de impacto de cada dios podían ser desafiantes de caracterizar y eran frecuentemente adaptables, cambiando como indican sus historias legendarias.
Inicio de los Dioses de Egipto
La religión egipcia dio sus pasos más memorables en la antigüedad egipcia. No se conservan muchos registros arqueológicos de ellos. Es plausible que cada distrito egipcio tuviera su propio dios tutelar. No obstante, la victoria o la ingestión de ciertas redes por parte de otras forzaba a unas sobre otras.
Posteriormente, unos pocos Dioses de egipto adquirieron importancia, sin embargo, los demás no se perdieron del todo. Alrededor del año 3000 a.C. las comunidades urbanas egipcias se unieron para iniciar el Período Dinástico Temprano. La asociación real forzó un panteón de señores de importancia pública.
Asimismo, la camarilla del faraón (que encarnaba al dios Horus en El planeta) se dio en torno a sus seres divinos tutelares. Al mismo tiempo, los ministros tenían el encargo de hacer coincidir un tremendo número de dioses en un panteón similar para asegurar una religión unida.
A lo largo del Antiguo, Centro y Nuevo Reino Egipcio, la camarilla de los Dioses de Egipto fue coordinada por las élites de decisiones. Después, los tiempos de la ocupación babilónica, micénica y finalmente griega y romana debilitaron su carácter y se inclinaron hacia el sincretismo.
En los principales cientos de años A.D. Diferentes proclamas de los gobernantes romanos excluyeron la camarilla de la diosa Isis. En este sentido, lo que sobrevivió de la religión egipcia habitual se apagó.
Jerarquías fundamentales de los Dioses de Egipto
La religión egipcia no era una disposición sólida y homogénea de prácticas ceremoniales. En realidad, envolvía un gigantesco surtido de convicciones y prácticas, que compartían prácticamente la conexión entre el universo de lo sacrosanto y el universo de las personas.
Las jerarquías esenciales son
El Ma’at. Este término resume las vertientes esenciales de la cosmología egipcia, como la verdad, la equidad y la petición; ideas que hacían una única petición fija y eterna del universo, continuamente bloqueada por los poderes del tumulto y la obliteración. El Ma’at sugería simultáneamente el equilibrio de los poderes normales de la vasta petición, y las asignaciones normales de la cultura humana.
Los faraones. La autoridad imperial era, para los egipcios, una indicación del poder celestial. Aunque los señores eran humanos, se percibía que eran manifestaciones de la voluntad celestial, delegados entre los Dioses de Egipto y el pueblo. Además, cuando fallecían, los faraones eran idolatrados y aclimatados con algún dios tutelar, al que se dirigían en sus grandes cámaras funerarias.
El ka. Es el nombre que se le da al poder fundamental de las personas, que se deja salir del cuerpo justo en el momento de la muerte, y que se apoyaba en la comida y la bebida. En contra de la norma, en el cuerpo vivía el ba de los individuos, una progresión de cualidades profundas novedosas, que deben ser entregadas a través de la preparación de la funeraria. De este modo, los servicios funerarios egipcios consistían en dar comida y bebida al ka, y entregar el ba para que juntos formaran un akh y fueran absorbidos por los seres divinos.
Templo egipcio
El templo egipcio era variado y gigantesco, con un gran número de divinidades y Dioses de Egipto coordinados en dos conjuntos: Dioses de Egipto menores o presencias malignas. Con capacidades cercanas o excepcionalmente restringidas, particularmente conectadas con distritos del Dominio o impactos bastante determinados.
Los seres divinos significativos. De importancia imperativa en el mantenimiento del universo y héroes de las historias estrictas fundamentales, cuyo amor se apoyaba en todo el Dominio.
El número absoluto de dioses es difícil de indicar. Esto se debe a la forma en que una peculiaridad similar podría tener diferentes dioses relacionados y los elementos politeístas eran muy alucinantes.
No obstante, los Dioses de Egipto fundamentales eran abordados de forma más sólida y repetitiva. Por esta razón, se utilizaban criaturas o figuras humanas con cabezas de criaturas.
Ra, señor del Sol
Una de las divinidades relacionadas con el Sol, se dirigía a él como una figura humana con cabeza de halcón, a pesar de que dependiendo de su posición sobre la cabeza podía esperar tres estructuras o apariencias distintas:
Jeper. El escarabajo, dirigiéndose al sol naciente de la mañana en el este.
Ra. El ave de rapiña que ilumina la tierra durante el día.
Atón. Anciano encorvado que calienta a los difuntos en el más allá, cuando el Sol se desvanece en el oeste.
Isis, la diosa madre
La «madre de los Dioses de Egipto«, que representaba la actual posición privilegiada del Dominio, y la más famosa de la relativa multitud de divinidades del panteón. Ejemplifica la labor de madre y esposa, siendo madre de Horus y esposa de Osiris. Se la representa como una figura humana con una posición privilegiada en la cabeza y a veces también con alas.
Osiris, la momia principal
Está relacionado con la agricultura y la vegetación que se desarrolla desde el principio. Además, es el líder del universo de los muertos, a los que da vida eterna junto a él.
Como indica el registro estricto, Osiris se comprometió con su hermana Isis y fue el principal beneficiario de la alta posición de la tierra. Sea como fuere, esto era impracticable a la luz del hecho de que su hermano Seth lo mató. Además, para evitar su restablecimiento, lo destruyó, dispersándolo por la tierra.
Entonces su media naranja Isis, junto con su hermana Neftis, se quedaron con cada pieza. En el momento en que descubrieron cómo reunirlas todas, lo trataron con la ayuda de Anubis. Así se convirtió en la principal momia de Egipto.
Horus, el dios halcón
Hijo de Isis y Osiris, se le dirige con una cabeza de halcón sobre la que descansa la posición privilegiada. También se le representa como un ave de rapiña con la doble corona egipcia en la cabeza (para el Alto y el Bajo Egipto). Es el señor del cielo y el líder del dominio de la gente. Sus ojos son la luna y el sol, y el faraón en su manifestación en el planeta.
Seth, la aniquilación
Set o Seth ejemplificaba el poder salvaje, la desaparición y la aniquilación, especialmente en los terrenos resecos, el desierto y la sequedad. Su voz era la del trueno y ocasionalmente socavaba la vasta petición, siendo difícil detenerlo autoritariamente.
Como indican las historias egipcias, fue el asesino de su hermano Osiris, al que destruyó para mantener su posición privilegiada. No obstante, al ser aplastado por Horus, fue condenado a vivir en el desierto. Normalmente se dirigía a él como una figura humana con la parte superior de un oso hormiguero.
Anubis, guía de los espíritus
El guardián de la necrópolis y guía de los muertos. Controlaba una amplia gama de intercambios funerarios y se le atribuía la vigilancia del grupo de Osiris durante su conservación. Se dirigía a él como un humano con la parte superior de un chacal o canino oscuro. Se integró en la facción de Osiris, convirtiéndose así en el hijo de Neftis.
Neftis, la mujer de la casa
Era la esposa de Seth y acompañante de Osiris. Además, algunas prácticas la presentan como la madre de Anubis. A esta diosa se le dirigía con la señal de la cámara mortuoria de la casa en la cabeza. En ese sentido, ella era la manifestación del descanso eterno y las franjas de las momias se dirigían a su cabello.
Además de estar relacionada con la facción de los servicios funerarios, los viajeros le pedían ayuda mientras atravesaban dominios amenazantes, como los desiertos. Fueron sus poderes de otro mundo los que hicieron posible que se uniera al grupo de Osiris.
¿Cómo era la religión de Dioses de Egipto?
El progreso egipcio surgió y se creó en el norte de África, a lo largo de la corriente del Nilo.
Fue uno de los principales avances humanos de la Edad Antigua, que es el marco temporal que inicia el trasfondo histórico de la humanidad como podemos encontrar en el curso de los acontecimientos:
Esta civilización comenzó cuando la gente todavía estaba en la antigüedad encontrando cómo eran las cosas en El planeta y buscando aclaraciones a cosas como el comienzo de la vida, constantemente, las estrellas, la manera en que todo lo que en el mundo pasó por un ciclo, etc. Para ello, buscaron un amplio abanico de razones y empezaron a fomentar estrictas convicciones compartidas por todos, que se fueron dando de una época a otra, beneficiándose de las leyendas hasta enmarcar un extraordinario folclore.
Acreditaban la creación de toda peculiaridad a un ser prevalente, un ser divino o diosa a la que se dirigían en busca de seguridad o ayuda. Esto condujo a la cualidad fundamental de la religión: el politeísmo. Esta peculiaridad consiste en aceptar (tener confianza) en la presencia de más de un ser celestial, a diferencia del monoteísmo, que concede toda su confianza a un único ser preeminente. El politeísmo no era sólo un rasgo de Egipto; numerosos establecimientos cívicos diferentes lo ensayaban.
De este modo, como veremos en diferentes segmentos, tenían un amplio surtido de diosas y seres divinos sobre los que contaban una gran variedad de historias.
Otras cualidades clave de su religión son el acompañamiento:
Utilizaban el encantamiento y las ceremonias en un número extraordinario de ocasiones y condiciones de su vida.
Rezaban súplicas y hacían penitencias y contribuciones a los seres divinos y a las diosas.
Tenían fe en la vida eterna, es decir, en la restauración.
Veían al faraón (como llamaban al señor de Egipto) como un ser divino que, junto con los ministros, hacía de intermediario entre los individuos y las criaturas superiores.
Los Dioses de Egipto, las diosas, los faraones y los clérigos tenían algo que llamaban Heka, algo así como el poder crucial, el poder encantado que les venía adquirido. De hecho, los clérigos sabían utilizarlo para curar a los individuos.
¿Quiénes eran los Dioses de Egipto y las diosas egipcias?
Los seres divinos y las diosas eran criaturas de otro mundo a las que se les otorgaban propiedades seguras, se les relacionaba con las peculiaridades de la naturaleza y se producía una amplia gama de leyendas y ceremonias en torno a ellos.
A la hora de dirigirse a ellas, podían parecerse a individuos, criaturas o una mezcla de ambos. Es más, los egipcios les daban una imagen para dirigirse a ellos en ornamentos como, por ejemplo, el ojo del dios Ra.
Sin duda lo habrás visto en numerosos textos, en centros históricos o en dibujos relacionados con esta cultura.
¿De qué se compone la mitología egipcio?
El folclore egipcio se compone de un amplio abanico de historias y leyendas en las que los seres divinos y las diosas solían ser el centro de atención. Con estos relatos, los egipcios intentaban ofrecer una respuesta a las peculiaridades que sucedían en el universo y, explícitamente, en nuestro planeta.
Para que puedas conocer cómo eran estos relatos, te dejamos un par de relatos resumidos sobre las divinidades egipcias que nos han fascinado en el último segmento. Además, verás que hemos incorporado unos cuantos ejercicios para que sigas leyendo y practiques un poco de conocimiento comprensivo:
Ra y la formación del mundo
Hacia el amanecer de la humanidad, sólo existía el Num, una especie de extraordinario desorden como una enorme extensión de aguas apagadas y fétidas. Inesperadamente, apareció Atum, una energía tan fuerte que lo conmovió y se hizo consciente de sí mismo y de su circunstancia. Se llamó a sí mismo Ra, el principal dios egipcio. A pesar de que no invirtió mucha energía solo, pues de su aliento fue concebido el dios Shu y de su salivación la diosa Tefnut. Para descansar, hizo que Egipto y la corriente del Nilo lavaran sus territorios. En esta línea, y de forma gradual, hizo los diferentes seres vivos. Mientras tanto, Shu y Tefnut tuvieron crías, Geb (la fuerza divina de la Tierra) y Nut (diosa del cielo), que además tuvieron posteridad, ampliando así la cantidad de dioses de egipto.
Cuando Ra cerró su colaboración en la creación del mundo, envió su ojo principal a buscar a sus parientes. Cuando regresó, descubrió que a Ra le había crecido previamente otro ojo y, por amargura, comenzó a llorar. Estas lágrimas eran las principales personas que existían. Su dolor era perfecto hasta tal punto que Ra se lo puso en la frente y empezó a brillar. En esta línea, apareció el Sol.
Nut y Geb, la partición del paraíso y la tierra.
Nut, la diosa del cielo, y Geb, la fuerza divina de la Tierra, eran hermanos y necesitaban estar juntos, sin embargo, Ra no lo permitió y envió al padre de ambos, Shu (señor del aire), a desbaratar todo. Hasta tal punto que no permitió que se acercaran o tuvieran posteridad durante ningún periodo del año. En este sentido, el cielo (Nut) estaba en la cima; debajo de él, la tierra (Geb) y, en ambos el aire (Shu).
Esta circunstancia presente no satisfizo a la pareja y tampoco al dios Thoth, que optó por ayudarles. Este dios, que era excepcionalmente astuto, pensó en un arreglo: pidió que la Luna jugara con él un juego y quien ganara se quedaría con la iluminación de la Luna actual. La Luna aceptó y jugaron. Fiel a su costumbre, Thot ganó y se quedó con tal cantidad de luz que la Luna necesitó añadir 5 días al año, unos días «informales» que no tenían cabida en ningún tramo largo del calendario. Así, durante esos cinco días, Nut y Geb tuvieron cinco hijos, uno por cada día adicional: Osiris, Isis, Horus, Neftis y Seth.
Los movimientos de Ra a través de la Duat
La Duat era el nombre dado al lugar de los muertos, la eternidad. Se trataba de una región tenue administrada por el dios Osiris en la que poseían ciertos animales detestables.
El dios Ra tenía la misión cotidiana de atravesar el Duat constantemente a la luz del hecho de que cuando lo lograba se despertaba como otro sol y traía la aparición de otro día. Para realizar esta misión atormentada por terribles animales en cualquier lugar del camino y, sobre todo, para enfrentarse a Apofis (una serpiente que era detestablemente ejemplar), se le unían constantemente diferentes dioses. Entre ellos estaba Seth (hijo de Nut y Geb). De esta manera, muchas tardes, Apofis fue aplastado y Ra volvió a brillar como el Sol que era. No obstante, en uno de sus enfrentamientos, el reptil descubrió cómo herir a Ra.
El señor del Sol no pudo recuperarse, tuvo que aparecer la diosa Isis y, con su ayuda, averiguó cómo mejorar. En cualquier caso, esta ayuda no fue gratuita, Isis se la dio a cambio de conocer el genuino nombre de Ra, un extraordinario misterio que nadie conocía y que ella esperaba para recuperar a su media naranja Osiris.
Osiris y Seth, dos hermanos y los celos
Los dioses Nut y Geb tuvieron cinco hijos Osiris, Isis, Neftis, Seth y Horus el mayor.
Entre estos hermanos había dos relaciones: Osiris e Isis, por un lado, y Neftis y Seth, por otro. Para terminar la existencia de sus hijos, Geb creyó que Osiris debía reinar en la parte rica de Egipto mientras que Seth reinaba en la parte seca. Seth podría haber prescindido de esta elección y, sorprendentemente, menos de que su hermano fuera tan adorado por todos los ocupantes de Egipto.
A pesar de la división, Seth se sintió abrumado por la envidia y coordinó un acuerdo para engañar y matar a su hermano. Al hacerlo, arrojó el cuerpo al cauce del Nilo en un cofre dispuesto sólo para él.
Isis no estaba contenta con el fallecimiento de su pareja y, con la ayuda de Neftis, lo localizó para revivirlo. El arreglo iba perfectamente hasta que Seth lo encontró y su indignación llegó a un nivel de celos mucho más elevado que le llevó a romper el cuerpo de su hermano en 14 secciones y a dejarlas en varias zonas de Egipto para que no fueran encontradas.
Seth no dependía de la forma en que Isis no estaba fijada para recuperar a su media naranja y no desperdició ni un momento para pensar antes de empezar a buscar todos los trozos. La pena es que hubo una de ellas que no pudo encontrar, impidiendo posteriormente que la hechicería reviviera a Osiris.
Antes de que la pareja se despidiera a perpetuidad, ya que Osiris debía partir sin retorno al dominio de los muertos, la Duat, Isis quedó embarazada y dio a luz a Horus. Cuando el hijo de Isis y Osiris creció, se vengó de su padre matando a Seth. En cualquier caso, y a pesar de los terribles sentimientos de Seth, Ra optó por intervenir por él ya que le había ayudado constantemente con sus enemigos (en particular para vencer a Apofis, una serpiente que muchos días necesitaba matar a Ra), por lo que Seth permaneció con él en el cielo como si fuera su hijo.